CSO La Traba: Trabando conciencias, abriendo camino al margen del capitalismo cotidiano
Entrevistamos a varios-as activistas de la asamblea del CSO La Traba (Legazpi-Madrid). Segun va avanzando la entrevista, se hace un repaso general de los meses de vida del centro social, haciendo incapié en la necesidad del debate publico y respetuoso entre la diversidad de los movimientos sociales. Lo importante del acercamiento al barrio, así como al resto del movimiento anticapitalista. El CSO La Traba, es un espacio que se pretende construir por todos-as y para todos-as.
R.A: La Traba es una continuación del CSO Milano desalojado ¿De donde sale el proyecto del CSO Milano?
Varixs compañerxs de diferentes colectivos valoramos que poco a poco estaba creciendo la lucha social a nivel de Madrid y veíamos cada vez a más gente activa en diferentes proyectos, pero al mismo tiempo echábamos de menos que estas luchas estuvieran arraigadas en los barrios. Así, sentimos la necesidad de hacer un trabajo que no sólo planteara problemas generales, sino que también señalara problemáticas locales con la intención de que los vecinos pudieran ver con simpatía ese trabajo. El proyecto político del CSO Milano comenzó el 8 de marzo de 2007, por eso pusimos esa fecha como nombre a nuestra asamblea (Colectivo 8 de marzo), aunque también aprovechamos la ocasión para homenajear a las mujeres feministas, trabajadoras y revolucionarias. En esencia, era y sigue siendo por tanto una modestísima propuesta que pretende contribuir a activar la lucha social en los barrios, empezando por aquel que tenemos más cerca y dónde más compañerxs viven. Además, por supuesto, es un proyecto que aspira a crear un punto de encuentro para los movimientos sociales de Madrid y servir de soporte para su fortalecimiento.
Por desgracia fue una experiencia demasiado breve, después de una semana de okupación la policía encontró supuestamente una argucia legal para presionar nuestro desalojo. En una semana no hay tiempo prácticamente para nada, salvo para lo esencial: aprender que el hecho de okupar es mucho más sencillo de lo que parece. Las cadenas psicológicas e ideológicas del sistema represivo nos arrastran a la sensación de que transgredir las normas es algo muy grave, casi imposible de llevar a cabo y que conlleva un riesgo excesivo. Cuando fuimos capaces de aplicar nuestros sentimientos de desobediencia y pasar por encima de esas cadenas, nos dimos cuenta de que okupar no es otra cosa que abrir una puerta y cerrarla a conciencia. Incluso comprobamos que muchas puertas ya están abiertas.
En esencia, procuramos que las diferencias ideológicas no nos separen, sino que nos enriquezcan, la diversidad de puntos de vista ha de servir para fortalecer nuestra formación y para fortalecer nuestro proyecto.
Es interesante que este año se ha puesto de manifiesto que podemos avanzar junt@s en algunos campos de la lucha, dándose experiencias unitarias que a nosotros nos han parecido muy positivas, como el bloque por la okupación en la manifestación por una vivienda digna del pasado 24 de marzo, o la manifestación contra los desalojos y en defensa de los espacios liberados del pasado 29 de junio. Aun a sabiendas de que existen diferencias entre las asambleas que organizaron esas movilizaciones, creemos que tod@s logramos dar un ejemplo de antisectarismo y voluntad por la confluencia en las cuestiones elementales.
Toda ayuda es poca para fomentar los espacios de autogestión y democracia radical. En cualquier caso ponemos especial cuidado en que las organizaciones que se acercan a nuestro proyecto no instrumentalicen nuestra lucha ni la de los movimientos sociales, sino que la apoyen libremente desde la honestidad y sin oportunismos. Si se respeta nuestra forma de trabajar, que pasa por el asamblearismo y la horizontalidad, cualquier organización es bienvenida.
También es cierto que la actividad de los centros sociales okupados es bastante intensa y si algún grupo se acerca con intereses dudosos en seguida todo el mundo se da cuenta. Por tanto, no vemos un gran problema en esto, por el contrario somos muy pocos en el movimiento y creemos que debemos abrir las puertas de nuestros centros sociales para que más gente se acerque y participe.
En general valoramos que, si bien las tareas de limpieza y de mantenimiento político y organizativo de un proyecto de okupación son muy duras, la experiencia está siendo muy buena. Nuestra líneas de acción se pueden resumir en dos: un trabajo de colaboración y apoyo al resto de movimientos sociales de Madrid, y un trabajo más de cara al barrio.
Así mismo, dentro de marco de trabajo hacia el barrio hemos realizado jornadas de salud popular en las que dos médicos aconsejaban y charlaban con vecin@s orientándoles; masajes gratuitos de shiatsu dos veces por semana, y en julio y agosto el cine de verano que ha tenido una buena acogida.
Creemos sencillamente que acabamos de echar a andar y que según vaya pasando el tiempo tanto los movimientos sociales como el barrio nos pondrán en el lugar que merezcamos.
Efectivamente no hay fórmulas mágicas ni atajos: repartir panfletos, pegar carteles, prácticar el apoyo mutuo apoyando a aquellos colectivos que necesiten ayuda, trabajar para construir espacios de encuentro, de debate y de movilización... Tenemos en frente al capitalismo y es necesario desarrollar líneas de acción concretas y participativas contra él, y eso conlleva que tarde o temprano necesitaremos la compañía de otros movimientos sociales y de muchos vecin@s de los barrios. Por tanto hay que trabajar duro en ambos espacios y ser conscientes de que ninguno de los caminos son fáciles, que a veces las cosas saldrán bien (y saldremos fortalecid@s) y a veces mal (y aprenderemos de nuestros errores). Pero sobre todo es importante ser coherentes con nuestras ideas y no estar impacientes por "recoger frutos". La lucha es absolutamente larga y los procesos de construcción de la conciencia colectiva anticapitalista son lentísimos. En el barrio lo estamos comprobando, todo el trabajo político que realizamos sirve para que exista un poco más de vida que antes, pero el ritmo que podemos imprimir con nuestras cabezas y nuestros brazos exige enormes dosis de paciencia y de saber entender el valor de los pequeños avances cotidianos.
En los ulltimos tiempos asistimos a una revitalización del movimiento de okupación en Madrid, viendo cómo las viviendas okupadas y los centros sociales florecen en los barrios desarrollando experiencias claramente combativas, haciendo realidad la tan coreada consigna "un desalojo, otra okupacion"; El aumento de la represión a las experiencias de okupación que vivimos en Madrid se enmarca en ese contexto, el auge del movimiento es una amenaza para el sistema, que se revuelve contra él de la forma más virulenta posible. El KBO, la Ramona, La Facultad Okupada y Autogestionada, Navalquejigo, la Perrera, La Alarma, viviendas okupadas... es evidente que la okupación está actualmente exténdiendose como herramienta de lucha.
Así mismo, creemos que esto no es un hecho aislado. Existe una tendencia más general de auge de otros sectores del movimiento anticapitalista que impulsan luchas por la vivienda digna, antirrepresivas, feministas, antifascistas, antimonárquicas, antiimperialistas, etc. Es decir, entendemos al movimiento de okupación como una pata más de la lucha anticapitalista y por eso creemos que su crecimiento no está desligado de una tendencia (lenta) más amplia, la cual está sujeta al aumento de la explotación económica, de la privatización de nuestras vidas y, en consecuencia, de la negativa de cada vez mayores capas de la población a agachar la cabeza.
Hasta el momento se puede decir que nuestra relación con los demás centros sociales es muy buena. Este año se han dado experiencias de confluencia en torno a problemáticas e inquietudes comunes, como puede ser la necesidad de visibilizar el movimiento de okupación como herramienta de lucha anticapitalista o por mera necesidad de defensa de las okupaciones ante los desalojos. En estos casos se han realizado llamamientos explícitos a la solidaridad y hemos intentado estar presentes en la medida de nuestras posibilidades, lo cual nos ha permitido conocernos mejor y estrechar lazos de confianza.
Creemos que sería importante coordinarnos mejor entre todos, en tanto que prácticamente todos los centros sociales okupados tenemos problemáticas comunes, si bien los proyectos políticos pueden variar en ocasiones. Además de intercambiar informaciones, experiencia y apoyarnos mutuamente en las situaciones difíciles, a nuestro juicio también deberíamos abrir un debate político sobre otras cosas que nos unen, luchas de diversa índole..., todas ellas encaminadas al objetivo de destruir la lógica del sistema capitalista. Es decir, creemos que una coordinación necesaria es aquella encaminada a trabajar en campañas concretas que sirvan para unir y fortalecer las luchas del movimiento anticapitalista. Muchas veces nos quedamos en una coordinación para defendernos mutuamente de los ataques, y olvidamos que unir nuestras fuerzas puede suponer un serio problema para el sistema. Si un centro social puede poner en jaque al sistema en un barrio, ¿¡qué no podrán hacer muchos CSOAs unidos por una misma causa!?
Desde el CSO La Traba damos las gracias por la oportunidad que nos das de explicar en qué consiste nuestro proyecto, y enviamos muchos ánimos a toda la gente que esta implicada en proyectos de okupación o en cualquier ámbito de la lucha anticapitalista. Así mismo, mostramos nuestra enfurecida solidaridad con l@s compañer@s desalojad@s en los últimos meses.