Civismo VIP en el barrio

Pero para desgranar un poco más, las consecuencias de estas normativas nos encontramos que el recorte de derechos llega a ser completamente dictatorial y con bastantes parecidos aquel 1984 de Orwell. Se prohibe el reparto de propaganda política, la pegada de carteles, colgar pancartas, la prostitución, la venta ambulante, el patinaje, el arte callejero y tantas otras restricciones para las gentes de la calle. Todo esto, bajo sanciones económicas desorbitadas, con las cuales consiguen o al menos intentan, ahogar nuestras libertades y derechos. Estas prohibiciones aumentan la censura a los movimientos políticos, aumentan el recorte a la libertad de expresión y evidentemente hacen que las calles de nuestros pueblos y ciudades permanezcan limpias e impolutas, sin fisuras, sin otra cara que la institucional, y es así como van destruyendo nuestros barrios. Ciudades como Barcelona o Valladolid han sido las que han sufrido las normativas del civismo más duras, llegando estas a prohibiciones que rozan el absurdo, como no poder colgar la ropa en nuestras terrazas. Otras como localidades extremeñas o los pueblos de la zona sur de Madrid como Leganés o Alcorcón han tenido también su sesión de fascismo institucional y cinismo represivo.
Cuando hablabamos de contextualizar estas normativas, no podemos olvidar el poder del capitalismo y el del "dios dinero". Y es que en tiempos de especulación urbanística y precios desorbitados en la viviendas, las normativas del civismo juegan su baza democrática. El poder que el sector de la construcción ha cobrado en nuestro país, no ha dejado escapar esa manía de ciudades de diseño y no solamente no lo ha dejado escapar si no que en parte son la base de todas ellas. Así vemos que cuando nos referíamos a la pijización de nuestros barrios, nos encontramos que donde se veían tiendas de alimentación, kioscos de prensa o videoclubs, ahora han sido sustituidas por esos escaparates, que dan repelus, llenitos de carteles ofertantes de viviendas inadsequibles, negocios inmobiliarios y más especulación. Vemos como nuestro magnifico litoral se encuentra plagado de campos de golf, balnearios y hoteles de lujo, y sacamos la conclusión de que nuestros barrios y pueblos son acotados y reservados para VIPS. Es así como el capitalismo ibérico, encarnado por el negocio de la construcción, entra en acción.
Tras este panorama, hay pedazitos de esperanza que se levantan contra la imparable modernización VIPS que nos quieren imponer, encontrando ejemplos como el del Parking del Gamonal en Burgos, la Alameda de Hercules barrio de Sevilla o la lucha contra la normativa del civismo en Leganés, barrio obrero de Madrid. Estos y muchos más ejemplos se suceden en todo el estado, como resistencia y defensa de nuestros barrios, nuestras gentes y nuestras costumbres. Y es esta defensa la que puede hacer parar a este tren, en el que solo con tarjeta VIP se puede subir.
Rafael A. - La opinión en red